Tabla de contenidos
- Entonces, ¿qué es en realidad la productividad y por qué nos debería importar?
- ¿Qué factores hacen que una persona o una empresa sean productivas?
- ¿Y cuando decimos “productividad individual”… exactamente a qué nos referimos?
- Ahora bien, cuando trasladamos esta idea al terreno colectivo… ¿cómo se vive la productividad en el día a día del trabajo?
- ¿Cómo se ve la productividad desde la mirada empresarial?
- ¿Y qué pasa con las actividades productivas como tal?
- ¿Cómo se mide algo tan complejo como la productividad?
- ¿Y qué beneficios concretos genera una buena productividad?
- Ahora bien, ¿qué obstáculos se interponen para ser más productivos?
- Entonces, ¿cómo mejorar realmente la productividad?
- Las herramientas, aliadas indispensables en esta ecuación
- Preguntas frecuentes
Hoy en día, trabajar bajo presión se ha vuelto casi la norma: menos recursos, más exigencias y resultados que no pueden esperar. En medio de ese escenario, la palabra “productividad” suena con fuerza. Pero no se trata solo de hacer más por obligación, sino de encontrar formas más ágiles e inteligentes de trabajar dentro de las empresas. Y ahí es donde vale la pena detenernos: ¿qué implica realmente ser productivos? ¿Y cómo se relaciona esto con el desarrollo económico del país?
Darnos un momento para analizar el panorama ayuda a ver con claridad que las actividades productivas no son solo parte de una rutina empresarial: son piezas clave del crecimiento económico. Y desde la gestión, hay maneras concretas de medir si se está avanzando o simplemente girando en círculos. Porque sí, lograr más y hacerlo bien es posible, pero no es cuestión de suerte.
Entonces, ¿qué es en realidad la productividad y por qué nos debería importar?
Lejos de ser una palabra de moda, productividad significa algo muy puntual: qué tan bien usamos lo que tenemos para generar resultados. En términos simples, es cuánto producimos en función de lo que invertimos: tiempo, esfuerzo, dinero, herramientas, etc.
Y no, no se trata de pedirle a las personas que trabajen más horas. Al contrario. Tiene que ver con enfocar la energía, organizar mejor las tareas y evitar desperdicios. Cuando una empresa logra esto, no solo mejora sus números: también impulsa el bienestar de su equipo, la innovación y su capacidad de mantenerse relevante en el mercado.
¿Qué factores hacen que una persona o una empresa sean productivas?
No hay una fórmula mágica. Ser productivo depende de varios elementos que interactúan todo el tiempo y que deben analizarse desde la gestión:
- Recursos disponibles: humanos, tecnológicos, financieros, etc.
- Organización interna y estilo de liderazgo.
- El nivel de compromiso y motivación del equipo.
Y algo clave que muchas veces se subestima: la cultura organizacional. Porque de poco sirve tener buenos procesos si el ambiente de trabajo no favorece la productividad.
¿Y cuando decimos “productividad individual”… exactamente a qué nos referimos?
Aquí no hablamos de llenar el día de pendientes o de estar ocupado a toda hora. Más bien, se trata de la habilidad que tiene una persona para enfocarse, avanzar con claridad y lograr sus objetivos sin perderse en el camino. Es decir, no es cuestión de cantidad, sino de calidad y enfoque.
Una persona realmente productiva no es la que se queda más tiempo conectada, sino la que sabe distinguir qué tareas importan, organiza su jornada con intención y entrega resultados que suman. Saber priorizar, mantenerse enfocado, manejar bien el tiempo y aprovechar las herramientas disponibles: esa es la fórmula. Y desde Recursos Humanos, identificar y potenciar este tipo de perfiles puede elevar el desempeño general de toda la organización, sin necesidad de desgastar al equipo.
Ahora bien, cuando trasladamos esta idea al terreno colectivo… ¿cómo se vive la productividad en el día a día del trabajo?
En el terreno laboral, lo esencial es qué tan bien se están aprovechando los recursos del equipo para cumplir con los objetivos del área o del negocio. Y no es cosa de un solo factor: influye desde cómo están organizados los procesos del día a día, hasta si la tecnología con la que se trabaja realmente facilita las tareas o termina complicándolas. También pesa mucho la capacitación continua y que haya formas claras y útiles de medir el desempeño.
Cuando se identifican a tiempo los obstáculos, se afinan los procesos y se invierte en preparar bien al equipo, la productividad tiende a subir de forma natural. Pero además, se reduce el desgaste operativo y se evita que las personas trabajen con fatiga o desmotivación, lo que termina impactando directamente en los resultados del negocio.
Porque sin seguimiento constante, hablar de productividad se queda en una buena intención.
¿Cómo se ve la productividad desde la mirada empresarial?
Aquí ya se habla de rendimiento global: qué tanto valor se está generando frente a lo que se invierte como organización. Es decir, el balance entre productos o servicios entregados y los recursos empleados para ello. Este análisis no es menor, ya que permite afinar la estrategia, responder a cambios del mercado y tomar decisiones informadas con base en indicadores (los famosos KPIs).
Una empresa productiva, por definición, no solo busca eficiencia. También innova, se adapta con agilidad y asume su papel en la responsabilidad social corporativa y ambiental.
¿Y qué pasa con las actividades productivas como tal?
Estas abarcan todas aquellas acciones que aportan valor real, ya sea en la elaboración de bienes o en la prestación de servicios. Son el motor de las cadenas productivas que sostienen la economía, generan empleo y responden a las necesidades sociales. Por eso, identificarlas y fortalecerlas tiene sentido estratégico para cualquier compañía que quiera permanecer competitiva en el largo plazo.
¿Cómo se mide algo tan complejo como la productividad?
Aunque parezca abstracto, hay una fórmula básica para empezar:
Productividad = Producción / Recursos utilizados
Esto puede aplicarse a una persona, a un equipo o a toda una planta industrial. Por ejemplo, si alguien completa 10 tareas en 5 horas, su productividad sería de 2 tareas por hora. Simple, pero muy útil si se adapta al contexto.
Lo importante es entender que los recursos no solo se miden en tiempo o dinero. También se consideran aspectos como el esfuerzo humano, la atención invertida o incluso el nivel de coordinación entre áreas.
¿Y qué beneficios concretos genera una buena productividad?
Aquí vale la pena hacer una distinción por niveles, porque el impacto se da en distintas capas:
1. A nivel personal:
- Se eleva el rendimiento y la satisfacción en el trabajo.
- Se reduce el estrés porque se tiene mayor control del tiempo.
- Se gana más espacio para lo personal, lo familiar y el descanso.
2. En el plano empresarial:
- Mejora la rentabilidad y se reducen desperdicios.
- Aumenta la competitividad frente a otros jugadores del mercado.
- Se abren puertas a la innovación y el crecimiento sostenido.
3. Y en lo social:
- Se impulsa el desarrollo económico y mejora la calidad de vida.
- Se promueve un uso más inteligente de los recursos disponibles.
- Se avanza hacia una cultura más consciente y sostenible.
Ahora bien, ¿qué obstáculos se interponen para ser más productivos?
Hay muchos, y no siempre se reconocen a tiempo. Entre los más comunes están:
- Las distracciones constantes y la falta de enfoque.
- La procrastinación que se vuelve hábito.
- La mala planificación o el exceso de tareas sin sentido.
- El miedo a delegar o la resistencia al cambio tecnológico.
Entonces, ¿cómo mejorar realmente la productividad?
La clave está en implementar estrategias con intención, no solo con entusiasmo. Algunas que han demostrado impacto:
- Establecer objetivos realistas y bien definidos.
- Priorizar lo importante frente a lo urgente.
- Usar herramientas tecnológicas que realmente aporten valor.
- Delegar de manera inteligente, sin perder visibilidad.
- Promover pausas activas y fomentar un ambiente laboral saludable.
- Apostar por la formación continua.
Y sobre todo, construir una cultura que premie la eficiencia con propósito.
Las herramientas, aliadas indispensables en esta ecuación
Hoy en día, donde todo va a velocidad acelerada, contar con herramientas digitales eficientes es casi una obligación. Ya sea para organizar tareas, gestionar el tiempo o colaborar con equipos, estas soluciones permiten liberar carga operativa y enfocarse en lo que realmente mueve la aguja.
Porque la productividad no solo mejora los resultados. También da mayor satisfacción, sentido y equilibrio a la vida laboral.
Y justo en esa línea trabaja Runa. Con soluciones de recursos humanos y nómina, esta plataforma ayuda a las organizaciones a simplificar procesos clave como el cálculo de nómina, la gestión de beneficios, el control de asistencia y la automatización de reportes. En resumen, facilita que los equipos trabajen mejor, no más.
Preguntas frecuentes
¿Cómo se conecta la productividad con el desempeño?
Son conceptos estrechamente ligados. Un colaborador productivo tiende a tener un mejor desempeño porque entrega más valor en menos tiempo y con mayor calidad. Medir esto ayuda a tomar mejores decisiones desde la gestión.
¿La productividad influye en la remuneración?
Sí, especialmente en esquemas donde hay bonos o pagos por resultados. Algunas empresas ligan la productividad a la renumeración como parte de sus políticas de compensación variable.
¿Y qué tiene que ver la NOM-035 con todo esto?
Mucho. Esta la NOM 035 busca crear ambientes laborales más sanos, lo cual incide directamente en el estado emocional y el compromiso de los empleados. Y como es lógico, un equipo más estable emocionalmente rinde mejor.
¿Y la NOM-037 también se relaciona?
Claro. Esta la NOM 037, enfocada en prevenir riesgos en espacios confinados, protege la salud física de los trabajadores. Al evitar accidentes o enfermedades, se garantiza continuidad en el trabajo y por ende, se protege la productividad.
¿Las vacaciones tienen algún impacto?
Definitivamente. Lejos de ser una pérdida, el descanso bien administrado mejora el rendimiento. Un colaborador que se toma unas vacaciones regresa con más energía, más claridad mental y mejores resultados.
¿En qué punto se cruza la productividad con la selección de personal?
Desde el inicio. En el proceso de selección de personal, elegir a perfiles con habilidades, enfoque y autonomía eleva las probabilidades de contar con equipos productivos. Es un criterio estratégico al momento de contratar.
¿Y qué pasa con el recibo de nómina?
En algunos modelos, sí hay una relación directa. Los bonos por productividad, por ejemplo, se reflejan en el recibo de nómina. También puede influir en la percepción de justicia salarial dentro del equipo.
¿Tiene algo que ver la caja de ahorros?
No directamente, pero sí de forma indirecta. Una persona productiva suele tener ingresos más estables o altos, lo cual le permite mayores ingresos a su caja de ahorros y aprovechar estos esquemas internos.
¿Y cómo afecta la productividad al salario neto?
Si existen incentivos ligados al desempeño, el salario bruto a neto puede aumentar. Eso sí, también incrementan las retenciones y aportaciones, lo cual impacta en el salario neto recibido. Es un detalle importante que no hay que perder de vista.